viernes, 1 de enero de 2016

Despedida. 19.12.2015



Ahora el cartero vendrá a casa con las manos vacías o con correspondencia que no tendrá sentido. Dejaremos de recibir los recortes de prensa, la lluvia de fotocopias guardadas en el sobre marrón con la etiqueta blanca donde nuestro nombre aparecía escrito por la mano del amigo, tan pendiente de nuestros gustos, de nuestras curiosas manías. ¡Qué señal de amor mayor que el que te cuiden!

Ya no sonará el teléfono a esa hora en que la noche se enredaba en sus costumbres y se oía la voz de Felipe saludando alegre, preguntando siempre con la broma la hermosa tontería que provocaba la primera carcajada, la felicitación de los médicos por su estado de salud... ¿A quién regañaremos, a quién le contaremos las cuitas sabiendo que siempre podían reposar en el diván cariñoso del amigo?

Así quedamos, tan felipemente huérfanos de amigo. 

La tarea ahora es inmensa: mantener la llama de una amistad como ninguna, disfrutar de los vinos, comernos todo el tiramisú del mundo mientras protegemos el plato con las manos, sorprendernos con el pollo al ast y decir "ánimalito", comprar todos los periódicos del mundo y recortarlos, coleccionar todas las colecciones, comprar todos los libros que se publiquen, felicitar todos los cumpleaños y, sobre todo, después de llorar ante el buzón vacío, ante el abrazo ausente del letrado Pérez, apretar cada día las manos de todos los amigos felipemente conocidos.

No olvidéis que a partir de ahora, nosotros, allá donde vayamos, tenemos una reputación: somos amigos de Felipe!!

Y tan sensillos !!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Incluye aquí tu comentario